- Aprendizaje significativo y contextualizado: Los estudiantes trabajan sobre proyectos, problemas o retos reales, lo que hace que el aprendizaje sea de mayor importancia y más útil.
- Desarrollo de competencias transversales: Además de conocimientos específicos, se fomenta el trabajo en equipo, la resolución de problemas, la creatividad, y la autonomía.
- Mayor motivación y compromiso: Los estudiantes se sienten protagonistas y motivados porque ven el sentido práctico de lo que aprenden.
- Interdisciplinariedad: Se integran diversas áreas del conocimiento, rompiendo con la fragmentación tradicional del currículo.
- Evaluación formativa y continua: Se evalúa el proceso y los productos del aprendizaje, no solo los resultados finales, favoreciendo la reflexión y la mejora continua.
- Aprendizaje activo y colaborativo: Los alumnos construyen su propio conocimiento de manera activa y colaboran con sus compañeros.
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